sábado, 16 de noviembre de 2013

¡Castigado! Esta semana ni entrenas, ni hay partido. Así aprenderás...

   Son muchos los entrenadores que cada vez con más frecuencia piden a sus jugadores las notas del colegio para ver su evolución educativa. El objetivo principal es que los más pequeños tomen consciencia de la importancia de los estudios en su futuro y vean que la práctica del deporte que más les gusta debe ser complementaria a su desarrollo intelectual, obligación principal en su día a día. 
   Sin embargo, éstos solo pueden incentivarlos a mejorar delante de los libros pero nunca apostar por el colegio en detrimento del deporte. Desgraciadamente, la gran mayoría de los padres cuyos hijos tienen un bajo rendimiento académico cortan de raíz con las actividades extra escolares para, por un lado, castigarlos con aquello que más daño le puede hacer y, por otro, que tengan más tiempo para estudiar. Para nadie es nueva la frase: "¡Castigado! Esta semana ni entrenas, ni hay partido. Así aprenderás...". No obstante, ¿realmente sirve de algo?.
   Muchos son los beneficios físicos que el deporte proporciona a todos aquellos que lo practican, entre otros: fortalece los músculos y los huesos, previene la obesidad, reduce el riesgo de enfermedades como la diabetes, puede corregir posibles defectos físicos, ayuda a coordinar los movimientos, estimula la higiene y la salud, etc. Pero sería ideal mirar un poco más allá y conocer también el deporte como herramienta educativa y psicológica. en este sentido, el fútbol les enseña a:
-  Socializarse con nuevos compañeros
- Ganar y compartir triunfos
- Perder y saber tolerar la frustración
- Experimentar emociones
- Tolerar la impulsividad en unos casos y vencer la timidez en otros
- Reducir la ansiedad
- Respetar las normas, al entrenador,  a los jugadores de su equipo y a los rivales y a los árbitros
- Aumentar su confianza porque de cada uno de ellos depende el resto del equipo
- Crean lazos de ayuda entre ellos, 
- Gestionar su tiempo, al tener que estudiar o hacer los deberes
- Fijar metas
- Desarrollar habilidades como el pensamiento estratégico, la capacidad de liderar, la pertenencia a un grupo con intereses y objetivos comunes
- Ser responsables cumpliendo con lo que uno se compromete 
- Desarrollar el hábito deportivo
- Ser más activo desarrollando la atención y la concentración
- Ser perseverantes
- Tolerar el error propio y el de los compeñeros
- Aprender de otros
- Aumentar su autoconfianza, autoconcepto y autoestima
   Por todo ello, cada día que los padres privan a sus hijos de la práctica deportiva están impidiendo no sólo su desarrollo físico sino su progreso mental y personal. La reprimenda de moda “te dejo sin…” está demostrando que no es efectiva y de allí conocidas expresiones como “le da igual que le deje sin…” pues para que sea un castigo educativo, que verdaderamente haga que los niños entiendan que lo que están haciendo no es correcto, tiene que suponerles un esfuerzoSi les castigan sin ir a entrenar o sin ir a un partido no sólo no hacen el esfuerzo que tenían que hacer para acudir a la sesión de entrenamiento o al encuentro deportivo, sino que además dejan de hacer lo que estaban haciendo, no cumplen con el compromiso que tienen con sus compañeros, etc. En otras palabras, están fomentando la no responsabilidad. 
   Desde pequeños la clave es establecer los límites con firmeza y fijar alternativas educativas ingeniosas para que el castigo sea la excepción y no la regla. En muchos casos, el castigo extingue la conducta de manera puntual, pero la raíz del problema no se soluciona y muchos niños siguen “haciéndola” cuando pueden o cuando creen que no les ven. La reflexión de los padres, el establecimiento de unas pautas claras y el fomento del diálogo entre padres e hijos en el momento adecuado son las claves para un nuevo comienzo


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